“El desconocimiento de los valores cimentados es asombroso”, señala el coreógrafo Guillermo Arriaga / La falta de continuidad es trágica, agrega
Angélica Bazán
Durante una entrevista, indica que un ejemplo es la figura del bailarín José Limón. “No tiene continuidad en la mente de muchos jóvenes y eso es muy trágico”. Esta es una de sus preocupaciones, dice, y explica que se podría perder la suma intelectual de tres o cuatro generaciones dedicadas a la cultura, porque “el desconocimiento de los valores cimentados es asombroso”. Recordó que en la época posrevolucionaria en México, con José Vasconcelos se abrieron las puertas a los artistas mexicanos, que inmediatamente dejaron su huella en nuestro país y en el extranjero. “Hoy su legado sigue presente”. Con 66 años de aportaciones interdisciplinarias, el maestro señala que su libro autobiográfico La época de oro de la danza moderna mexicana, publicado en su primera edición el año pasado, es un intento de mantener vivos a quienes dieron brillo al arte en México. Con el texto, que es una amplia investigación con numerosas entrevistas realizadas a lo largo de 17 años, “trato de mostrar el trabajo de las coreógrafas estadunidenses Waldeen y Ana Sokolow, quienes trajeron a México la danza moderna, así como artistas plásticos de la talla de Juan Soriano y José Chávez Morado. “Soy muy privilegiado y a mis 83 años de edad me siento responsable por dejar a las nuevas generaciones de bailarines y coreógrafos una memoria escrita de alguien que ya recorrió el camino”, agregó. “Por otra parte, me siento muy orgulloso de mi gremio, pues por vez primera en dos instituciones muy destacadas de la cultura como son el Seminario de Cultura Mexicana y la Academia de Artes del Museo de San Carlos se integra a la danza a través de mi persona”. ZAPATA Respecto a su coreografía Zapata, que es considerada su mejor obra, dice que llegó a los 55 años de haberse estrenado. Esto es porque la danza contemporánea en México tuvo su auge con la llegada de Miguel Covarrubias a la dirección del Departamento de Danza. “En la Academia de la Danza Mexicana, Covarrubias le dio un carácter académico en el que germinaron bailarines muy entregados que éramos como diamantes en bruto y que fuimos pulidos por excelentes maestros. Ahora bien, José Vasconcelos nos sacudió a todos como producto de la revolución, aspecto que también nos dio de alimento a gigantes como Erick Fromm y Seki Sano. “Mi Zapata surgió de todo esto y es una alegría para mí que se siga bailoteando después de 55 años o más”. Sobre el futuro de la danza en el país, es tajante y asegura que no le augura ningún futuro, porque ya lo tiene. “La danza contemporánea mexicana tiene, sin duda, un gran nivel técnico, y esto es demostrado en los ámbitos nacional e internacional, donde tiene gran éxito y repercusión. Tal vez con todas las carencias y dificultades, pero los que tenemos esta vocación hemos salido siempre adelante y dejado el nombre de nuestro país muy en alto, porque la danza ha sido uno de los grandes embajadores en el mundo para representar a México con su mejor imagen”.